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El fútbol brasileño vivió este domingo una de sus jornadas más duras y sorprendentes de los últimos tiempos. El Santos cayó en casa por 0-6 frente al Vasco da Gama, una goleada histórica que dejó al club paulista sumido en la tristeza y a Neymar en el momento más doloroso de toda su trayectoria.
Al término del encuentro, el exjugador del Barcelona y del PSG no pudo contener las lágrimas y reconoció ante los medios sentirse “avergonzado” por lo sucedido. “Estoy totalmente decepcionado con nuestro juego. Los aficionados tienen derecho a protestar y a insultar, porque esto es una vergüenza. Nunca me había pasado algo así en mi vida”, expresó con una voz entrecortada. La escena se completó con un gesto simbólico: Fernando Diniz, técnico del Vasco y exseleccionador de Brasil, abrazó al delantero paulista en un intento de consuelo que reflejó la magnitud del golpe.
Una derrota que marca un antes y un después
El Santos nunca había perdido en casa por más de cuatro goles en el Campeonato Brasileño. El 0-6 pasará a la historia como la mayor humillación sufrida por el club de Pelé y también como la derrota más abultada en la carrera profesional de Neymar. Con 53.000 aficionados en el Morumbis, muchos esperaban una actuación estelar del ídolo local; en cambio, acabaron dándole la espalda al equipo tras un desenlace inesperado.
El impacto fue inmediato: la directiva anunció esa misma noche la rescisión del contrato de Cleber Xavier, el entrenador que apenas había logrado mantener al equipo fuera de la zona de descenso. Con 21 puntos y apenas dos de ventaja sobre la línea roja, el Santos atraviesa una crisis institucional y deportiva de gran envergadura.
La herida personal de Neymar
Más allá de lo futbolístico, el episodio dejó al descubierto la vulnerabilidad de Neymar en esta etapa de su carrera. El jugador busca volver a la selección brasileña, pero tropieza con obstáculos que lo persiguen desde hace años: lesiones, presión mediática y ahora la sombra de una goleada que parece haberlo marcado profundamente.
En redes sociales, la imagen del delantero ocultando su rostro con la camiseta recorrió el mundo en cuestión de minutos. La humillación contrasta con aquellos años en que Neymar brillaba en Europa, especialmente en el Barcelona y el PSG, donde fue figura en torneos como la Champions League y se convirtió en referente para millones de hinchas. Esa memoria inevitable lleva a muchos aficionados a preguntarse qué habría sido de su carrera si hubiera mantenido la misma regularidad en Europa, donde tantos se apasionan por apostar en la Champions League recordando sus goles y asistencias en el Viejo Continente.
El apoyo de su hijo
En medio de la tormenta, Neymar recibió un mensaje cargado de cariño por parte de su hijo, Davi Lucca, que decidió hacerlo público en Instagram. “Sé que hoy fue un día difícil para ti, pero quiero que sepas que siempre estaré a tu lado. Eres mi inspiración y aún en los días en que lloras, quiero que recuerdes que te quiero con todo mi corazón”, escribió el joven, en un gesto que emocionó a miles de seguidores.
Ese respaldo familiar puede ser clave para que Neymar encuentre fuerzas en un momento en el que la crítica se multiplica. El jugador confesó que está atravesando una de las etapas más complicadas de su vida profesional y personal, y el mensaje de su hijo fue recibido como un recordatorio de que, incluso en la adversidad, todavía cuenta con un núcleo íntimo que lo sostiene.
Futuro incierto
El panorama inmediato del Santos no es alentador. Con la moral golpeada y un calendario exigente, el club deberá recomponerse rápidamente si no quiere verse arrastrado al descenso. Neymar, por su parte, tendrá que decidir si sigue apostando por un proyecto deportivo que parece naufragar o si busca un nuevo aire en el tramo final de su carrera.
La derrota ante Vasco también genera reflexiones más amplias sobre el estado del fútbol brasileño y su distancia respecto a las grandes ligas del mundo. Mientras en Sudamérica se mantiene viva la pasión por torneos como la Copa Libertadores —donde cada temporada miles de aficionados buscan apostar en la Copa Libertadores siguiendo de cerca a sus equipos favoritos—, la realidad interna muestra fisuras preocupantes.
Con la mira puesta en el futuro, no se puede olvidar que el Mundial de 2026 está a la vuelta de la esquina. Brasil siempre es candidato, y Neymar sabe que para aspirar a disputar su última Copa del Mundo en plenitud, necesitará reencontrarse consigo mismo. Quienes se preparan para apostar en el Mundial de 2026 estarán pendientes de si el crack paulista logra recomponer su camino y volver a ser decisivo en el escenario más importante de todos.