El Estadio Monumental fue testigo de otra noche amarga para la Selección Mexicana, que cayó 2-0 frente a River Plate. Aunque para muchos aficionados y expertos el resultado solo refuerza las dudas sobre el equipo, para Javier “El Vasco” Aguirre el desenlace es más complejo. Con una actitud estoica, el técnico expresó que el verdadero objetivo de la gira sudamericana —medirse en ambientes hostiles— se cumplió. Sin embargo, la pregunta sigue siendo: ¿a qué costo?
Una derrota con “aprendizajes”
Durante la rueda de prensa, Aguirre dejó claro que no esperaba una victoria fácil: "Valió la pena la gira. Esto es lo que yo quería, exactamente esto: un ambiente hostil en el que no estuvieran cómodos. Ahora toca sacar conclusiones."
Estas palabras resuenan como una declaración de intenciones, pero también como un escudo ante las críticas que llueven desde el gremio periodístico y los aficionados. La derrota no fue solo una cuestión de goles: fue un recordatorio de lo lejos que está México de competir con los grandes de Sudamérica, incluso frente a un club y no una selección nacional. La participación de México en la Copa Mundo de 2026 no augura nada bueno.
River Plate: un rival, no un enemigo
River Plate, bajo el mando de Marcelo Gallardo, mostró su jerarquía. Sin necesidad de pisar a fondo el acelerador, controlaron el partido, dejando claro que México, incluso con su cuadro alternativo, no está a la altura. Las estadísticas no mienten: pocas llegadas de peligro, desorganización en defensa y un mediocampo que nunca encontró el ritmo del partido.
Para muchos analistas, esta situación refleja la falta de roce internacional de los jugadores mexicanos. La Liga MX, encerrada en su burbuja, y la separación de la Copa Libertadores hace años han dejado a los futbolistas lejos de los desafíos que realmente importan. Christian Martinoli, famoso comentarista deportivo, no se mordió la lengua:
"¿Qué te llevas en Concacaf? Un hot dog y un abrazo. Necesitamos regresar a competencias serias."
¿Es Sudamérica la solución?
Javier Aguirre parece haber tomado nota de las palabras de su predecesor, Jaime Lozano, quien defendía la importancia de salir de la zona de confort: "El futbolista mexicano necesita jugar en suelos hostiles. Solo así crecerá," decía Lozano durante su gestión.
Aguirre, ahora en su tercera etapa con el Tri, parece estar en sintonía con esta filosofía, pero enfrenta un desafío mayor: convencer a una Federación Mexicana más preocupada por el marketing y los amistosos en Estados Unidos que por el desarrollo real del fútbol mexicano.
En ese contexto, las palabras de Aguirre toman un tono casi político: "Es fácil decirle a la Federación que me lleve a Estados Unidos, me pongan un rival a modo y ganemos. Pero eso no sirve para nada."
Críticas y memes: el Tri no se salva
Las redes sociales no perdonaron la derrota. Los memes inundaron Twitter e Instagram, con burlas que iban desde la incapacidad del Tri para "meter las manos" hasta comparaciones poco halagadoras con selecciones caribeñas. Mientras tanto, figuras como Ricardo La Volpe criticaron la utilidad de la gira: "Esto no sirvió para nada. Si no llevas a los mejores jugadores, no puedes sacar conclusiones serias."
Aunque Aguirre insiste en los beneficios de enfrentarse a rivales de peso, las dudas sobre el rendimiento del equipo persisten. El entrenador, conocido por su carácter competitivo, parece dispuesto a asumir los descalabros en el corto plazo si eso significa preparar al equipo para el futuro. Sin embargo, ¿cuánto tiempo más podrá justificar los fracasos bajo el pretexto del “aprendizaje”?
Conclusión: ¿Crecer duele, pero cuánto?
La gira sudamericana deja un sabor agridulce. Por un lado, se enfrentaron a rivales que representan el nivel que México debería alcanzar para ser competitivo en el escenario global. Por otro, la derrota frente a River Plate, que hace rato no destaca en la Copa Libertadores de América, subraya las carencias de un equipo que sigue sin dar el salto de calidad.
El camino hacia la élite no será fácil, pero si la Federación Mexicana de Fútbol no acompaña este tipo de procesos con una verdadera estrategia de desarrollo, estas experiencias quedarán como meros capítulos de frustración en la historia del Tri.
¿Valió la pena? Para Aguirre, sí. Para los aficionados, parece que todavía falta mucho para ver los frutos de esta filosofía. Mientras tanto, los memes seguirán recordándonos que la crítica es inevitable y que el Tri necesita más que palabras para convencer.
